Al hablar de ataques personales hablamos de insultos a las personas, no es aceptable que cuando alguien no tiene más argumentos insulte a otro. Y eso está bien.
La conjetura de Maldoror dice que siempre hay más formas de vandalizar que de evitar el vandalismo. Así es, la principal es acabar con la paciencia del editor que use el sentido común.
Si existen suficientes editores más interesados en forear que en hacer artículos los editores interesados en construir una enciclopedia, rápidamente quedarán en minoría y ante cualquier discusión sus argumentos serán ninguneados por una repetición de sinsentidos y niñerías que pueden repetirse hasta el infinito. Se da el caso de que en estos foreros tampoco admiten que se conteste a sus argumentos, asimilando la discusión al ataque personal.
En estos casos, al editor interesado en construir una enciclopedia le entran ganas de llamar necios a los necios, niños a los niños, tontos a los tontos...
Ese editor pasa a ser el malo manifiesto, al que cualquiera puede atacar, bloquear, vituperar, banear, a sabiendas de que solo las acciones del malvado son punibles.
Debería hacerse una extensión de la conjetura de Maldoror que parta del principio de que el número de vándalos necesarios para sacar a un editor de sus casillas es finito.
La conjetura de Maldoror dice que siempre hay más formas de vandalizar que de evitar el vandalismo. Así es, la principal es acabar con la paciencia del editor que use el sentido común.
Si existen suficientes editores más interesados en forear que en hacer artículos los editores interesados en construir una enciclopedia, rápidamente quedarán en minoría y ante cualquier discusión sus argumentos serán ninguneados por una repetición de sinsentidos y niñerías que pueden repetirse hasta el infinito. Se da el caso de que en estos foreros tampoco admiten que se conteste a sus argumentos, asimilando la discusión al ataque personal.
En estos casos, al editor interesado en construir una enciclopedia le entran ganas de llamar necios a los necios, niños a los niños, tontos a los tontos...
Ese editor pasa a ser el malo manifiesto, al que cualquiera puede atacar, bloquear, vituperar, banear, a sabiendas de que solo las acciones del malvado son punibles.
Debería hacerse una extensión de la conjetura de Maldoror que parta del principio de que el número de vándalos necesarios para sacar a un editor de sus casillas es finito.
6 comentarios:
Cierto, tal como dices, el número de vándalos necesarios para sacar a un editor de sus casillas es finito. Y, añado, a veces es un número muy bajo.
Yo solo digo verdades :P
Voto por llamar al último párrafo "Corolario de Résped", al estilo de los de Murphy. Eso sí, propongo que se redacte más bien tal que así:
El número de troles necesarios para sacar a un editor de sus casillas es finito.
No os olvidéis de la Confitura de Thialfi: si las políticas se amplían más rápidamente que las formas de vandalizar, los vándalos morirán de aburrimiento. Yo no veo que las políticas crezcan, ¿y vosotros?
Bobadas: si las políticas se redujeran a USC y se apoyara a los editores en vez de a los troles, los vandalismos se reducirían a cero. Las políticas son necesarias contra el buenismo; contra los troles, no.
Wikipedia:No hay sentido común. Adivina quién lo tradujo. Exacto.
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