Hoy, 10 de octubre, es el día mundial de la salud mental, por eso mis blogs hablan de ello.
Las enfermedades mentales graves y crónicas afectan al 3% de la población mundial, solo la esquizofrenia afecta al 1%.
La esquizofrenia es una enfermedad temida y poco conocida, lo primero por lo segundo, (post hoc, sin falacia en este caso). Podría contar muchas cosas de la enfermedad mental y de los enfermos mentales, con los que trabajo desde hace nueve años, pero sobretodo quiero recordarles lo democrática que es. En España hay unos 430 000 esquizofrénicos, el 1% de la población, no deja fuera a ricos ni a pobres, a altos ni a bajos, no entiende de razas, ni de fronteras: el mismo tanto por cien encontramos en Argentina, México, Estados Unidos, Somalia o Suecia. Ustedes conocen a varios esquizofrénicos, aunque tal vez no lo saben.
Pese a ello es una enfermedad estigmatizada, ocultada y maltratada. Gente que no tiene dudas en su opinión sobre los campos de concentración o los derechos humanos de los presos en Guantánamo o en China, o en Argentina y otros países del cono sur en los 70, defiende que estas personas deben estar encerradas: son personas de segunda, el miedo hace que los derechos humanos pasen a segundo término.
Aunque la enfermedad ataca por igual, los recursos terapeuticos son importantes en su tratamiento. En un país como España, donde la sanidad está avanzada, la psicología ha llegado a un nivel científico y los medicamentos son accesibres, podemos considerarnos medianamente afortunados, y lo digo yo que vivo en la comunidad autónoma que va a la cola en recursos sanitarios y de bienestar social especialmente en este campo: la valenciana.
Había pensado acabar esta entrada con un párrafo sentimentaloide final, tan del gusto de la mayoría en el que unirlo con la película de moda y llegar a la conclusión de que el enfermo mental es el niño del pijama de rayas actual. Pero prefiero asomarme a la prensa, donde esperaba encontrarme un ninguneo y encuentro:
Mi conclusión: los que trabajamos en esto somos unos ingenuos.
Las enfermedades mentales graves y crónicas afectan al 3% de la población mundial, solo la esquizofrenia afecta al 1%.
La esquizofrenia es una enfermedad temida y poco conocida, lo primero por lo segundo, (post hoc, sin falacia en este caso). Podría contar muchas cosas de la enfermedad mental y de los enfermos mentales, con los que trabajo desde hace nueve años, pero sobretodo quiero recordarles lo democrática que es. En España hay unos 430 000 esquizofrénicos, el 1% de la población, no deja fuera a ricos ni a pobres, a altos ni a bajos, no entiende de razas, ni de fronteras: el mismo tanto por cien encontramos en Argentina, México, Estados Unidos, Somalia o Suecia. Ustedes conocen a varios esquizofrénicos, aunque tal vez no lo saben.
Pese a ello es una enfermedad estigmatizada, ocultada y maltratada. Gente que no tiene dudas en su opinión sobre los campos de concentración o los derechos humanos de los presos en Guantánamo o en China, o en Argentina y otros países del cono sur en los 70, defiende que estas personas deben estar encerradas: son personas de segunda, el miedo hace que los derechos humanos pasen a segundo término.
Aunque la enfermedad ataca por igual, los recursos terapeuticos son importantes en su tratamiento. En un país como España, donde la sanidad está avanzada, la psicología ha llegado a un nivel científico y los medicamentos son accesibres, podemos considerarnos medianamente afortunados, y lo digo yo que vivo en la comunidad autónoma que va a la cola en recursos sanitarios y de bienestar social especialmente en este campo: la valenciana.
Había pensado acabar esta entrada con un párrafo sentimentaloide final, tan del gusto de la mayoría en el que unirlo con la película de moda y llegar a la conclusión de que el enfermo mental es el niño del pijama de rayas actual. Pero prefiero asomarme a la prensa, donde esperaba encontrarme un ninguneo y encuentro:
- El País pasa del día mundial, pero saca la opinión de una tipa que asocia delincuencia con enfermedad mental.
- Público, una noticia (casi al final de la portada) sobre recursos en tiempos de crisis.
- El mundo saca una noticia pequeñita sobre alternativas al manicomio (¿en qué siglo viven estos impresentables?) No lo enlazo que me da yuyu.
- En otros no encuentro nada.
"Haciendo de la Salud Mental una prioridad global".
Mi conclusión: los que trabajamos en esto somos unos ingenuos.
4 comentarios:
¿Tus blogs? Ejem, ejem...
Las comparaciones son odiosas, sé que me lo dices para hacerme daño. Pero ya tengo tres, alguno muy bien ponderado, que hasta jamones me ofrecen... ¿tú cuantos tienes?
Más de uno y menos de cinco.
¿El Dodo aprendió a ladrar? :p
Sobre el tema de la entrada, que es lo que interesa, diré que es cierto que la enfermedad mental es la fea del baile. Nadie quiere sacarla, y mucho menos acostarse con ella.
En el ámbito escolar, para los que convivimos con el espectro del autismo y el Asperger, la falta de conocimientos y de interés de profesores y autoridades nos condena a una constante travesía del desierto, donde lo que prima es la incomprensión y la mala leche.
La suerte y la desgracia de los niños afectados por este tipo de síndromes es que no llevan bastón o silla de ruedas, porque para estos (con todas las limitaciones que su problema les causa) todo son facilidades por parte de una sociedad comprensiva y compasiva. Para los enfermos mentales, todo son piedran en el camino, desconfianza y aprensión.
...y de financiar tratamientos, ya ni hablemos. En ese aspecto somos como una superpotencia; concretamente como los Estados Unidos: o te lo pagas o te dan por culo.
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