sábado, 10 de enero de 2009

Temor a Dios

Estoy cada día más harto de los creyentes que no pueden entender una ética lejos del temor a su dios. Suponer que un ateo será más hedonista o menos preocupado por los demás ya que no tiene una ética basada en el temor es una forma simple de etnocentrismo que revela una mente maniquea en el peor sentido de la palabra, como los burros a los que, con las orejeras puestas, seríamos incapaces de explicarles que hay un mundo más allá del camino que son obligados a mirar.

Por otra parte, me da risa ese temor divino que hace que se esté asesinando a miles de personas en oriente próximo o que no impide que se masacre a inocentes en Irak, o que permite el fundamentalismo musulmán. A esos no se les pregunta en qué basan su ética, pues está muy claro.

Es mucho peor ser buena persona sin una religión que fundamente tus vivencias antes que ser un hjijoputa que todos los días hinca las rodillas en tierra... debe ser porque esto les resulta totalmente comprensible.

Decía hace tiempo Saramago, perdonen que no busque las palabras exactas, que los judíos estaban comportándose con los palestinos igual que los nazis lo hicieron con ellos. No sé si entonces alguien se escandalizó, hoy nadie lo duda. Alegar un título de propiedad escrito en un libro sagrado parece dar derecho a genocidiar a quien sea (perdonen el palabro).

Acabaremos con Dios antes que con las religiones, eso sin duda, al fin y al cabo Dios (probablemente) no existe y las religiones están ahí, las muy hijas de puta.

5 comentarios:

Roberto dijo...

¿Será así, qué? Está plagado de creyentes asesinos y de ateos decentes y al revés también. La pregunta es qué mueve a las personas a adoptar o no adoptar una ética que respete al prójimo. Y para mí, es monstruoso cómo unos tergiversan filosofías o religiones para excusar matanzas y es curioso cómo otros eluden responder por qué razón no teísta (o "marco de referencias externo") es preferible ser buenos que malos.

Aparte del libro de Dawkins ya comentado en otra ocasión, hay un intercambio epistolar entre Umberto Eco y cierto eclesiástico, en que cada uno plantea preguntas al otro; para mi gusto, Eco responde mejor en todas, excepto en una, en que él mismo reconoce su incertidumbre.

Saludos.

Résped dijo...

Ya dije que es imposible de explicar una ética no teísta a aquellos que no ven más allá del mito. Sin embargo, encuentro más a menudo personas con profundas convinciones filantrópicas entre los ateos. Algo para hacerte pensar.

No se necesita un mandato sagrado para amar al prójimo, incluso puede explicarse un altruismo biológico de forma más lógica.

No necesito que ninguna religión me diga cuánto amo a mi hijo.

Dodo dijo...

¿Cómo se titula ese libro de Eco?

Dodo dijo...

Por cierto, se te escapó la rata en "hjijoputa".

Roberto dijo...

Y yo sigo preguntando, porque una ética no teísta tiene que ser explicable desde la razón y un tipo con creencias religiosas podría llegar a entender "la teoría" aunque no la acepte por su fe. Casi toda la gente ama a sus hijos, pero ¿cuál es el límite de ese amor? ¿por no está bien darle lo mejor a nuestro hijo a costa del resto del mundo? ¿tenemos en los genes el respeto a la especie? ¿a la vida? ¿venimos programados para tender hacia esas conductas que llamamos "bien" o "ética"? No tengo la menor idea, tal vez tú creas que prefiero depositar mi fe en alguna cosa superior antes que conocer las respuestas. Pero no es eso, para mí la creencia es un aliciente para la ciencia, la filosofía y el arte, aunque sé que las Iglesias no lo ven así.

Dodo: Fue una serie de cartas abiertas publicadas en una revista. Luego tomó forma de libro con el título ''¿En qué creen los que no creen?''.

Saludos.